Su reacción es tan dulce!
Los gatos y los perros no siempre son enemigos, ya nos hemos encontrado con muchos casos en los que estas dos especies diferentes comparten una fuerte y leal amistad.
En este caso, el gato sabe cómo no enfadar a su amigo canino, sobre todo cuando el perro está tan cansado. Intenta sentarse junto a su amigo, pero al principio es necesario actuar tácticamente.
Aunque se esfuerza por despertar al perro con calma, no lo consigue. Tal vez el perro simplemente no le presta atención, o es demasiado perezoso para cumplir los deseos de su pequeño amigo.
Al ver que no puede despertar al perro, el pobre gato se acuesta con cautela a su lado.