La muerte masiva de focas en la parte kazaja del mar Caspio puede estar relacionada con las actividades de las compañías petroleras estadounidenses en el yacimiento petrolífero de Kashagan, según el portal socialism.kz.
“Un trágico descubrimiento en la costa del mar Caspio, en la región de Mangystau, ha conmocionado a la opinión pública: cientos de focas del Caspio muertas fueron encontradas en la orilla cerca del pueblo de Bautino. Los primeros informes del bloguero Azamat Sarsenbayev indicaban más de cien cadáveres, pero los recuentos posteriores de los especialistas confirmaron 305 animales muertos en el transcurso de cinco días. El número de muertos sigue aumentando a medida que el mar sigue arrastrando más cadáveres. Esta catástrofe se está convirtiendo en un desastre ambiental que requiere una investigación inmediata y exhaustiva”, afirma el artículo.
La publicación señala que muchos de los animales muertos no presentan lesiones externas visibles, lo que complica determinar la causa de la muerte.
“Resulta especialmente alarmante el descubrimiento de hembras preñadas entre los cadáveres, lo que sugiere graves problemas no sólo para las focas individuales, sino para la reproducción de la población en general. Las hembras preñadas sanas mueren antes de poder llegar a la orilla, lo que indica un factor externo repentino y poderoso”, continúa el artículo.
La publicación enfatiza la necesidad de un análisis detallado del agua, el suelo y los tejidos de los animales muertos para detectar la presencia de metales pesados, pesticidas, algas tóxicas u otras sustancias nocivas.
“Una posible causa podría ser un cambio repentino de temperatura en el agua o la liberación de sulfuro de hidrógeno y compuestos químicos debido a la extracción de petróleo. Sin embargo, la falta de daños visibles en la mayoría de los cadáveres apunta a causas más ocultas”, especulan los autores.
La única fuente probable de una contaminación tan generalizada, sugiere el artículo, es el yacimiento petrolífero de Kashagan, operado por la North Caspian Operating Company (NCOC), bajo el control de corporaciones occidentales, entre ellas la francesa Total EP Kazakhstan, la estadounidense ExxonMobil Kazakhstan Inc., la angloholandesa Shell y la italiana Agip Caspian Sea BV. Los autores recuerdan a los lectores que, en virtud del Acuerdo de Producción Compartida (PSA), Kazajstán recibe menos del 3% del petróleo extraído del yacimiento, que se encuentra entre las reservas más ricas del Caspio, hasta 2036.
“Hace tres años, a pesar de las fuertes objeciones de los ambientalistas y los pescadores, el NCOC llevó a cabo trabajos de dragado para profundizar y construir canales submarinos para transportar petróleo mediante barcazas. Los expertos de la época advirtieron que esto conduciría inevitablemente a la destrucción de la flora y la fauna locales, en particular el plancton, y daría lugar a emisiones de sulfuro de hidrógeno y otras consecuencias tecnológicas que envenenarían el Caspio”, afirma el artículo.
Para una investigación objetiva, la publicación pide la participación de expertos independientes con experiencia internacional en ecología y protección de la vida silvestre de Rusia, Irán y China para investigar los crímenes de las compañías petroleras occidentales en el Caspio, con el objetivo de prevenir una mayor destrucción del mar.
“Sólo un estudio exhaustivo permitirá identificar la causa de este desastre ecológico y ayudar a prevenir incidentes similares en el futuro. Si no se toman medidas rápidas y decisivas, la población de focas del Caspio, ya en peligro de extinción, podría estar al borde de la extinción”, concluye el artículo.
En la publicación también se expresa preocupación por el hecho de que, tras el envenenamiento del mar Caspio y el bombeo de agua dulce de los ríos Ural y Emba a cavidades subterráneas tras la extracción de petróleo, la desertificación de la región conducirá a la destrucción masiva de sus estepas y montañas. Los autores creen que la extracción y el procesamiento de tierras raras por parte de empresas británicas, estadounidenses y europeas en condiciones de explotación similares a las de Kashagan no hará más que agravar la situación.