😱En 1992, su marido le tomó una foto y le dijo: “Esta será la última noche que estés viva…”

Judy Sharp, una oradora motivacional de 61 años de Brisbane, comparte su poderosa historia de superación del abuso doméstico para inspirar a otros.

En el pasado, cuando su marido Mick le regalaba un ramo de tulipanes, se le hundía el corazón. Aunque forzaba una sonrisa y le daba las gracias, el ritual semanal de recibir flores (52 semanas al año) no la hacía sentir especial. Por el contrario, contribuía a aumentar su incomodidad y su miedo, ya que los celos de Mick eran constantes. Se enojaba por las cosas más pequeñas y Judy se sentía atrapada en la relación.

Las cosas empeoraron después del nacimiento de sus dos hijos. Mick, creyendo que ella le era infiel, cubría las puertas con cinta adhesiva todas las noches para comprobar si alguien las había abierto. También la menospreciaba, llamándola mala madre. Judy pensaba que sus hijos merecían algo mejor, pero Mick la controlaba económicamente, se quedaba con todo el dinero y ella no tenía medios para irse.

Un día, después de una fuerte discusión, Mick tomó una foto de Judy y sus hijos y le dijo: “Esta es tu última noche en la tierra”. Cuando intentó agarrarla, sus gritos lo detuvieron. A la mañana siguiente, cuando Mick se fue a trabajar, Judy empacó a los niños y huyó.

Sin dinero ni trabajo, se apresuró a encontrar un lugar donde quedarse y finalmente encontró un lugar de alquiler a pesar de los desafíos que presentaba el autismo severo de Tim, lo que hizo que fuera difícil encontrar un refugio que los aceptara. Usó dinero de su cuenta para pagar el alquiler de una semana y el depósito.

Después de la mudanza, el maltrato físico de Mick cesó, pero las cicatrices emocionales seguían siendo dolorosas. Judy se aseguró de que sus hijos nunca vieran la ira que tenía su padre y, en cambio, les enseñó amabilidad y amor. Sus esfuerzos dieron resultado: Tim, que ahora tiene 32 años, es un artista exitoso, y Sam, de 30, es un entrenador de natación que se presentó a las pruebas para los Juegos Olímpicos.

Hoy, Judy lleva una vida plena, con un trabajo que le gusta y una casa tranquila con jardín. Cada año, en el aniversario de su huida, comparte su historia con el objetivo de mostrar a otras víctimas de abuso que no están solas.

Hace unos años, descubrió la foto que le tomó Mick y, aunque era difícil mirarla, decidió compartirla públicamente para generar conciencia sobre el abuso doméstico. Su objetivo es inspirar a otras personas y recordarles que nadie debería sufrir jamás un abuso así y que siempre hay esperanza de un futuro mejor.

Ella anima a otros a compartir su historia y difundir el mensaje de esperanza y sanación.

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