La familia más extraña que se comunica con ladridos y gruñidos: su inquietante historia te sorprenderá.

En un pequeño pueblo de montaña llamado Odd, situado en Virginia Occidental, viven unas 800 personas.

En 2004, el fotógrafo y documentalista Mark Light, buscador de historias inusuales, llegó a esta zona remota y de difícil acceso para capturar la vida de los lugareños. Sin embargo, su llegada no pasó desapercibida: durante su primer encuentro, los lugareños lo recibieron con agresividad.

Pero tras una larga conversación, Light pudo explicar sus motivos. Les dijo que su objetivo no era inmiscuirse en sus vidas con fines sensacionalistas, sino estudiar los aspectos sociales de la región.

Cuando Light finalmente llegó a la casa de la familia Whittaker, se encontró con una imagen horrorosa: una casa ruinosa rodeada de basura y numerosos perros inquietos. Los propios miembros de la familia Whittaker —los «gemelos» Betty, Lorraine y Ray, su hermano Freddy y su primo Timmy— parecían aún más aterradores. Su habla consistía en sonidos parecidos a ladridos y gruñidos, y no les habían enseñado a leer ni a escribir.

Al estudiar sus vidas, Light descubrió que la causa de su condición era una tradición familiar de incesto. En 1937, un primo y una prima se casaron, lo que dio lugar al nacimiento de muchos hijos, quienes también establecieron lazos de consanguinidad. Esta cadena de acontecimientos creó a la familia Whittaker, cuyos problemas físicos y mentales eran resultado de la acumulación de efectos genéticos.

A pesar de su apariencia y comportamiento repulsivos, Light descubrió que los Whittaker eran amigables e inofensivos.

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