Hoy, un hombre vestido de rojo subió al metro, abrió su carpeta y empezó a leer. Unas paradas después, entró otro hombre y le preguntó: «¿Qué estás estudiando? Pareces un poco confundido. ¿Te puedo ayudar?». El hombre de rojo le explicó que su hijo acababa de suspender un examen de matemáticas y que estaba repasando fracciones para enseñárselo. A sus 42 años, no recordaba el material y lo estaba repasando él mismo.
El hombre de negro reveló que había sido profesor de matemáticas y se ofreció a hacerle un examen. Cada vez que el hombre de rojo cometía un error, se lo explicaba y corregía cuidadosamente. Al final del recorrido, comprendía mejor el tema y tenía una nueva estrategia para enseñarle a su hijo. Son momentos como estos los que realmente aprecio, ya que la mayoría de la gente suele pasar por alto lo que experimentan los demás.