Como ya dije, tengo 75 años y hace poco me hice mi primer tatuaje. Nunca lo había considerado, pero luego pensé: quizá quiero sentirme joven de nuevo. Estoy soltero en mis últimos años, pero, sinceramente, intento mantenerme en forma.
Y no sé tú, pero sigo creyendo en el amor a cualquier edad.
Cuando me hice el tatuaje, quise sorprender a mi familia. No me lo esperaba, pero cuando mi hija lo vio, estalló: «Mamá, ¿en qué estabas pensando? A tu edad, hacerse un tatuaje no solo es inapropiado, es una auténtica vergüenza. Deberías ser una abuela respetable, no una adolescente rebelde. Te ves ridícula y la gente se reirá de ti».
Entonces entró mi yerno y se echó a reír. No podía parar de reír. Hubiera preferido que hubiera dicho algo cruel e hiriente, pero esto… me rompió el corazón. Imagínate cómo me sentí, uf…
Este fracasado infantil, que además era el amor de mi hija en el instituto, no hace nada y depende de ella para todo. Podría hacerse millonario, pero solo en su cabeza. NO HACE NADA.
Bueno, entiendo que soy mayor, y quizá el tatuaje fue un poco excesivo, pero al final, conozco a mucha gente que me apoyó y me dijo que incluso podría hacerme otro. Pero ese chico, al que consideraba mi hijo (DE VERDAD LO CONSIDERABA ASÍ), me dolió profundamente. Así que decidí darle una buena lección.