En una rara fotografía de estudio victoriana de la década de 1900, Alice Doherty, conocida como la «Niña Lanuda de Minnesota» debido a su hipertricosis, posa con gracia con su familia, ofreciendo una conmovedora mirada a sus vidas. Sentada en el centro, el rostro de Alice está enmarcado por una exuberante cascada de fino cabello dorado, que contrasta hermosamente con sus delicados rasgos. Lleva un vestido victoriano de cuello alto, adornado con encaje y bordados intrincados, que refleja la modestia de la época. Su expresión serena y su serena fortaleza se hacen patentes mientras se sienta con las manos cuidadosamente apoyadas en su regazo.
Alice está rodeada de su familia, cada uno vestido con sus mejores galas para la ocasión. Su madre, sentada a su lado, luce un vestido sobrio pero elegante, con el cabello peinado a la moda de la época. Su padre se yergue orgulloso detrás de ellos, vestido con un traje y un reloj de bolsillo, personificando la respetabilidad. Sus hermanos, si están presentes, están cerca, con rostros que reflejan afecto y orgullo. El fondo del estudio presenta muebles ornamentados y cortinas pintadas, típicos de los retratos formales de la época.
Esta fotografía es más que un simple retrato familiar: ofrece una ventana a las actitudes sociales de principios del siglo XX y a los profundos lazos familiares de la época. A pesar de la condición única de Alice, su familia la rodea de amor y respeto, tratándola como parte integral de sus vidas. La imagen captura no solo la singular belleza de Alice, sino también la inquebrantable fortaleza de la familia ante la adversidad, sirviendo como un recordatorio de la humanidad y la individualidad de quienes convivieron con las diferencias en una época de rígidas normas sociales.