La sociedad tiene su propia visión de las parejas ideales: solo pueden ser hombres y mujeres normales, sin peculiaridades. Pero cuando se trata del amor verdadero, nada más importa: la apariencia, la edad, la raza… Cuando las personas están enamoradas, no les importa lo que piensen los demás. El amor es ciego, pero no todos los romances tienen un final feliz.
Una pareja de Tailandia demostró que la apariencia no importa cuando se trata de amor. Patsara Obnak, de 23 años, se casó con Bunmi Kantong, de 37, a pesar de sus deformidades faciales. La pareja tuvo una boda modesta en la ciudad natal de Bunmi en la provincia de Surin, al noreste de Tailandia. En una entrevista, Bunmi compartió que ha sufrido deformidades faciales desde la infancia, causadas por capilares rotos. Aunque buscó tratamiento en el Hospital Siriraj en Bangkok, no tuvo éxito debido a la falta de fondos para completar la terapia. En su tiempo libre, Bunmi viaja a Hat Yai para ayudar a su hermana a vender ensalada de papaya. Curiosamente, fue esta misma ensalada de papaya la que desencadenó la historia de amor entre Bunmi y Patsara.