Betty Reid Soskin, un ícono estadounidense, se jubiló recientemente del Servicio de Parques Nacionales a los 100 años, cerrando así una etapa de una carrera extraordinaria que superó todas las expectativas. Su experiencia como guardabosques demostró su dedicación a la preservación de la historia y a la difusión de las voces de las comunidades subrepresentadas.
La trayectoria de Soskin para convertirse en guardabosques fue poco convencional. Se unió al servicio a los 84 años, desafiando la edad y las expectativas sociales, y demostró que la pasión y el propósito no tienen edad. Su misión principal fue destacar las experiencias de los afroamericanos durante momentos históricos significativos, en particular durante la Segunda Guerra Mundial.
Su camino comenzó cuando participó en las primeras reuniones de planificación de un nuevo parque en California. Siendo la única persona de color en la sala, inmediatamente notó la falta de perspectivas diversas en la narrativa del parque. Esta constatación la impulsó a asegurar que las historias de los afroamericanos estuvieran representadas auténticamente en la historia del parque.
La incansable labor de Soskin por la inclusión le valió una gran admiración. Se convirtió en una figura célebre, apareciendo en publicaciones de renombre como los retratos de Annie Leibovitz y compartiendo su inspiradora historia en el programa de Anderson Cooper. Al reflexionar sobre su increíble trayectoria, Soskin dijo con humildad: «La gente necesita héroes, y yo quizás sea uno de ellos», plasmando la humildad y la gracia que definieron su trayectoria.
Para Soskin, ser guardabosques era más que un simple trabajo: era una vocación significativa. Apreciaba la oportunidad de conectar con los visitantes, compartiendo sus experiencias personales y asegurándose de que las historias de otros se conservaran fielmente para las generaciones futuras. Su jubilación a los 100 años es un testimonio de su resiliencia, pasión y dedicación para dejar un legado perdurable.