Shirley MacLaine, la legendaria estrella del cine de los años 60, sigue cautivando al público incluso a sus 90 años. Su carrera en Hollywood, que comenzó en 1955 con «The Trouble with Harry» , incluye actuaciones inolvidables en «The Apartment» , «Irma la Douce» y «La Fuerza del Cariño» . Aunque se ha alejado un poco de los focos en los últimos años, sigue apasionada por la actuación, encontrando alegría y crecimiento con cada nuevo papel.
Sin embargo, su vida personal no ha sido nada sencilla. MacLaine estuvo casada con el productor de cine Steve Parker durante 28 años, aunque su matrimonio terminó en 1982. Tuvieron una hija, Sachi Parker, que pasó gran parte de su infancia con su padre en Japón, mientras que la carrera de Shirley la mantuvo en Estados Unidos. A pesar de su matrimonio abierto, la distancia física no mermó su amistad, pero sí afectó la relación de Shirley con su hija.
La dedicación de MacLaine a su carrera a menudo prevalecía sobre la maternidad, pues creía que dedicarse por completo al trabajo le impedía experimentar frustración o arrepentimiento. Esto, influenciado por los sacrificios de su madre, generó una dinámica difícil con Sachi. Como reveló en sus memorias, « Lucky Me: My Life With — and Without — My Mom» , Sachi a menudo se sentía emocionalmente distante de Shirley y experimentó soledad durante su infancia, especialmente al vivir entre continentes y asistir a un internado en Europa.
En sus memorias, Sachi describe a su madre como una persona algo distante, y sus diferentes perspectivas sobre la vida familiar contribuyeron a las rupturas emocionales. Mientras Shirley adoptó un estilo de vida más atípico e independiente, Sachi anhelaba la calidez de una familia convencional y luchaba con el vacío emocional que sentía, sobre todo durante su adolescencia, cuando solía pasar las vacaciones sola.
Ahora, mientras Shirley disfruta de una etapa más tranquila en su rancho de Nuevo México, su relación con su hija ha evolucionado, pero sigue siendo complicada. Shirley se centra en encontrar su plenitud personal, rodeada de buenos amigos y sus queridos perros. Mientras tanto, Sachi, ahora madre, reflexiona sobre su propia crianza y se esfuerza por crear un entorno más estable y amoroso para sus hijos, utilizando sus experiencias pasadas para forjar sus futuras relaciones.
