33 años después de su separación: la trágica historia de los gemelos siameses Vilius y Vitalija.

El público siempre ha seguido de cerca la vida de las siamesas, fascinado por el destino de quienes una vez fueron una sola. La naturaleza rara vez les concede la oportunidad de una vida plena, pero Vilia y Vitalija son una excepción. Nacieron con cabezas unidas, pero ahora viven separadas.

Cuando su madre estaba embarazada, la ecografía no era una práctica rutinaria. Al menos, no estaba disponible para todos. Si la madre se sentía bien, se asumía que no había patologías ni problemas. Por lo tanto, sin diagnóstico ecográfico, existían algunos riesgos inherentes.

Algunos médicos practicaron una exploración manual, pero no se dieron cuenta de que Dainava llevaba dos bebés. Durante el parto, se hizo evidente que algo andaba mal, por lo que le practicaron una cesárea. Cuando los médicos vieron a los gemelos, se sorprendieron y tuvieron que calmar a la nueva madre.

Dainava lloró largo rato al ver por primera vez a sus hijas. En lugar de una sola bebé, dio a luz a dos con cabezas unidas. Lloraba constantemente, mientras que el padre, tranquilo y reaccionó. Tranquilizó a su esposa y la convenció de que el problema tenía solución. Consultó a muchos especialistas, pero fue Alexander Konovalov, un neurocirujano experimentado, quien le ofreció ayuda. Aceptó correr el riesgo y le explicó los posibles peligros.

Para entonces, Vilia y Vitalija ya habían empezado a aprender a ponerse de pie. Eran muy activas, y su condición afectó directamente su estilo de vida. No se trataba solo de incomodidad, sino también de un peligro real. Todos sabían que sin cirugía, no podrían vivir plenamente.

Antes de la operación, las niñas fueron examinadas minuciosamente. Se descubrió que sus estructuras cerebrales no se habían fusionado, por lo que era necesario actuar de inmediato. Dado que sus sistemas circulatorios estaban separados, el médico decidió proceder con la compleja cirugía.

Al tratarse de un caso excepcional y único, el neurocirujano no podía ofrecer ninguna garantía. Todos comprendían que la operación podría ser fatal, pero era la única opción. Durante los preparativos, las niñas cumplieron dos años. Para entonces, Dainava ya había dado a luz a un hijo. El padre permaneció con las niñas en el hospital mientras ella cuidaba al bebé.

La cirugía duró 24 horas y posteriormente inscribió el Libro Guinness de los Récords. Fue un éxito: las hermanas fueron separadas, aunque presentaban algunas deformidades craneales. No les creció pelo en la zona de la separación, pero eso fue un problema menor comparado con todo lo demás. De niñas, las niñas eran objeto de burlas, pero no les prestaban atención. Simplemente estaban felices de estar vivas y sanas.

En 2015, las siamesas participaron en un programa de televisión donde compartieron su historia. Las hermanas también pudieron conocer al neurocirujano que literalmente les salvó la vida.

Por supuesto, la reunión no estuvo exenta de lágrimas. Los organizadores del programa se debatían sobre qué regalo darles a las chicas. Como siempre habían soñado con dejarse crecer el pelo, el deseo se les concedió después del espectáculo.

Las hermanas aún viven en Vilna. Recibieron educación y encontraron trabajo en el ámbito humanitario. Admiten que intentan evitar la atención periodística, pues se cansaron de ella en su infancia. Sin embargo, se alegraron de conocer a la médica que les salvó la vida gracias al programa. En circunstancias normales, eso habría sido imposible.

Hasta los 20 años, las chicas vivieron juntas, pero con el tiempo aprendieron a separarse. Aun así, siguen siendo increíblemente cercanas, unidas por su conexión fraternal. Aún intentan vivir separadas y encontrar intereses diferentes.

Ahora, a sus 34 años, no están casados, pero esperan encontrar a la persona ideal. Su abuela también encontró una familia más tarde, algo común en Europa. Los gemelos están profundamente agradecidos a su padre, quien buscó incansablemente la manera de salvarlos. Tienen el ejemplo de un hombre de verdad que los guía, así que no se conformarán con cualquiera.

Su historia ha dado esperanza a muchos padres. Ahora comprenden que es posible corregir estas afecciones genéticas, aunque los riesgos son considerables. Pero esta historia no solo trata sobre las posibilidades de la medicina, sino sobre dos hombres decididos: su padre y el cirujano. Les dieron a las niñas una segunda oportunidad para una vida plena.

Like this post? Please share to your friends:

Videos: