Meghan Markle finalmente lanzó el esperado primer episodio de su nuevo podcast, «Confesión de una Fundadora», tras el lanzamiento de su reciente programa de cocina. Pero durante una conversación con su invitada, Whitney Wolfe Herd —la exitosa emprendedora detrás de Bumble y Tinder—, Meghan sorprendió a los oyentes con una dramática revelación sobre un grave problema de salud que afirma haber sufrido después de dar a luz. Los medios de comunicación recogieron rápidamente fragmentos del podcast de la duquesa de Sussex.
En una confesión aparentemente espontánea, Meghan reveló que casi murió poco después del nacimiento de uno de sus hijos, Archie o Lilibet, aunque no especificó cuál. Dijo que desarrolló una complicación rara y potencialmente mortal: preeclampsia posparto. Según Meghan, su vida corría grave peligro y, en ese momento, temía sinceramente no sobrevivir. Afortunadamente, añadió, los médicos lograron estabilizarla.
La preeclampsia es, sin duda, una afección peligrosa que suele presentarse al final del embarazo. Se caracteriza por un aumento repentino de la presión arterial, convulsiones e incluso pérdida del conocimiento, y si no se trata, puede provocar coma o la muerte tanto de la madre como del bebé. La preeclampsia posparto, que Meghan afirma haber experimentado, es una variante menos frecuente pero igualmente grave de esta afección y puede ser mortal si no se trata adecuadamente. Sin embargo, la mayoría de las personas no la conocen, y Meghan nunca antes había mencionado haber pasado por una experiencia tan terrible.
Dada la conocida franqueza de Meghan y su tendencia a compartir públicamente experiencias personales, a muchos seguidores de la realeza les pareció sospechoso que hubiera ocultado algo tan dramático y serio hasta ahora. Es más, su invitada, Whitney Wolfe Herd, ha hablado públicamente sobre su padecimiento de preeclampsia posparto en entrevistas anteriores, lo que ha llevado a algunos críticos a sugerir que Meghan podría haber copiado la historia para generar compasión y atención, algo que, según afirman, tiene antecedentes.
Desde que Meghan y el príncipe Harry se retiraron de sus deberes reales, según sus críticos, a menudo se ha presentado como una víctima, señalando a todos menos a sí misma. Su última confesión, dicen, no hace más que avivar esa narrativa, dejando a muchos preguntándose qué es genuino y qué es performativo.