Por mucho que alguien quiera creer en un cuento de hadas, la historia de amor del príncipe Guillermo y Kate Middleton distó mucho de ser perfecta. La pareja rompió dos veces.
El príncipe Guillermo y Kate se conocieron en 2001 en la Universidad de St. Andrews. La joven atrajo inmediatamente la atención del príncipe. Empezaron a salir, pero en 2004 rompieron.
La razón fue que William, de 21 años, no estaba listo para el matrimonio. Sentía la presión de que todos a su alrededor le preguntaran constantemente sobre la próxima boda. El príncipe no quería estar a la altura de las expectativas de los demás, así que rompió con Kate y voló a Grecia de vacaciones, donde pasó tiempo con otras mujeres.
Después de un tiempo, se dio cuenta de que había sido un error. Ese mismo año, se reconcilió con Middleton. Sin embargo, para 2005, la tensión volvió a aumentar. Kate estaba molesta porque William pasaba todo su tiempo libre con amigos en lugar de centrarse en su relación.
En 2007, surgieron rumores de que el príncipe había estado coqueteando con otra mujer en una fiesta en un club nocturno exclusivo. Nubarrones se cernían sobre su relación.
En ese momento, el príncipe Felipe intervino y aconsejó a su nieto que tomara una decisión. Por otro lado, el padre de Guillermo, Carlos, le dijo que no se precipitara. Sin embargo, los consejos de la generación anterior tuvieron poco impacto en el joven Guillermo.
Lo pillaron de nuevo en un club con estudiantes. En las fotos, aparecía borracho, y Kate le dio un ultimátum: o era su única pareja, o se acabaron.
A medida que se intensificaban las conversaciones sobre el matrimonio, William, de 24 años, ya no aguantaba la presión. En abril de 2007, decidió romper con Kate por segunda vez.
Middleton quedó desconsolada, pero mantuvo una vida social activa. Ese año, ella y su hermana Pippa se convirtieron en las invitadas más solicitadas en eventos públicos. Mientras tanto, Kate participaba en competiciones deportivas y trabajaba.
En junio de 2007, un amigo en común de Kate y William los invitó a su casa, donde mantuvieron una larga conversación. Fue entonces cuando el príncipe admitió que quería volver con Middleton. La pareja comenzó a verse en secreto.
En público, mantuvieron las distancias. Su reconciliación finalmente se consolidó con un viaje a las Seychelles. Allí, la pareja acordó no apresurarse en el matrimonio ni en tener hijos. En 2010, finalmente se comprometieron.