El 13 de abril, Domingo de Ramos —día que simboliza la vida, la paz y la renovación— se convirtió en un día de devastación para Ucrania. Un ataque con misiles rusos en el centro de Sumy dejó más de 30 muertos y más de 100 heridos, incluidos niños. La Policía Nacional de Ucrania publicó las primeras imágenes del incidente, que muestran el caos y la angustia reinantes en el lugar.
Oficiales y servicios de emergencia trabajaron con urgencia para rescatar a los sobrevivientes y brindar ayuda a los heridos. La ciudad, envuelta en humo por las potentes explosiones, vio su transporte público y sus tranquilas calles destrozadas en instantes.
«Este acto cruel dejó otra cicatriz en el corazón de Ucrania», declaró la Policía Nacional. «Vimos el verdadero rostro del enemigo. Recordaremos cada nombre. Memoria eterna a los caídos y fuerza a los heridos».
El presidente Zelenski condenó el despiadado ataque, mientras que el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, expresó sus condolencias y reafirmó el compromiso de Estados Unidos con la paz. Keith Kellogg, enviado especial del presidente Trump, calificó el ataque como una «violación de la decencia básica» y condenó los ataques contra civiles como totalmente inaceptables.
