Recientemente, una educadora australiana ha desatado un intenso debate al proponer que los padres pidan permiso a sus bebés antes de cambiarles los pañales. Deanne Carson, quien introdujo esta idea, ha generado tanto interés como confusión, y algunos incluso se preguntan en broma si se necesitaría un permiso similar para limpiar la caja de arena de un gato.
Los enfoques de crianza están cambiando rápidamente, y la idea del consentimiento está apareciendo en ámbitos inesperados. A primera vista, la sugerencia de pedirle permiso al bebé para cambiarle el pañal parece poco práctica, sobre todo porque los bebés no pueden expresar verbalmente su acuerdo o rechazo.
Sin embargo, Carson argumenta que la práctica se centra menos en obtener el consentimiento explícito y más en establecer un respeto temprano por los límites y la autonomía corporal. Ella visualiza una sociedad donde los niños crecen con un fuerte sentido de autonomía personal.
Al comunicarse con sus bebés (diciéndoles cosas como: «Voy a cambiarte el pañal ahora, ¿está bien?») y observando sus reacciones, los padres pueden comenzar a introducir los principios del consentimiento desde el principio.