Los turistas se lo pasaron genial explorando el parque natural, pero se marcharon un poco decepcionados: no habían visto al animal que más les entusiasmaba: el león.
Más tarde esa noche, mientras se servía una comida especial en el parque, los visitantes se llevaron una grata sorpresa. Justo cuando se sentaban a comer después de un largo día, apareció un invitado inesperado.
Un león se acercó tranquilamente a la mesa, como si creyera que el festín estaba preparado solo para él. Se sentó cortésmente, observando con curiosidad la comida que tenía delante.
Para asombro de todos, el león no probó nada. Al darse cuenta de que la comida no era para él, sobre todo tras ver a los turistas atónitos observándolo, se alejó con cuidado.
Aunque tentado por el olor a carne, el cauteloso león decidió no correr ningún riesgo. Se mostró pacífico y respetuoso con los espectadores, quienes filmaron con entusiasmo el increíble momento.